
(Desde El Canyamelar de Valencia) José Ángel Crespo Flor). No fue una homilía teológica aunque tampoco se apartó de ella al recordar la festividad de Pentecostés e intercalar palabras de Benedicto XVI y del apóstol Juan pero fue una homilía sincera, sin ambages, directa y al grano o, en este caso, al corazón del hombre, de los miles y miles que estábamos escuchándole en la plaza de la Virgen o los miles y miles que seguían esta Misa por los distintos canales de televisión y emisoras de radio.D. Agustín quiso, por una parte, adecuar el Encuentro de las Familias Inmigrantes con la Virgen de los Desamparados que se ha realizado en Valencia coincidiendo con la festividad de la Virgen de los Desamparados,con ese 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que tantas veces nos hemos echo eco en este mismo blog, ofreciendo a todos la Eucaristía como Pan de Vida para fortalecer nuestro caminar por esta vida terrenal y por otra, relacionar la advocación de Virgen de los Desamparados con el desamparo que sufren todos los inmigrantes.
Fue una homilía valiente, como le gusta a D. Agustín, poniendo de relieve desde la primera línea la valía del hombre como persona que es Hijo de Dios o lo que es lo mismo: todos los hombres son hermanos porque tienen un mismo Padre. Y fue valiente porque habló de libertad y denunció las maniobras que, desde el Gobierno de Zapatero, se quiere hacer con la religión para cercenar esta.D. Agustín supo captar desde el primer momento la atención de todos, del público, de las autoridades, de los 18 obispos que, con él, concelebraban la Santa Misa y de los sacerdotes y para mí, esto resulta fundamental a la hora de medir la intencionalidad de un discurso.La actualidad del fenómeno que supone la Inmigración y la actualidad de ese 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos fueron dos puntos donde se apoyó la catequesis que quiso pronunciar el cardenal arzobispo de Valencia en este día grande Valencia.
Particularmente estoy muy contento de esta homilía porque ella me reafirma en la idea que tuve al publicitar la Declaración de los Derechos Humanos y repartir esta en una de las primeros Lunes de los Afligidos de este 2008 para, de alguna forma, alertar a todos acerca de la importancia y vigencia de una Declaración que está íntimamente ligada con la Ley natural y esta existe desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer o lo que es lo mismo, toda la vida.El cardenal arzobispo de Valencia Agustín Garcia-Gasco en su homilia de la Missa d' Infants anunció que : "La Virgen de los Desamparados es reina de los inmigrantes de Valencia y Madre del Amparo de los Derechos Humanos ".

Germans, Germanes:
El Himne de la Coronació de la Mare de Deu proclama: La patria valencianas`ampara baix ton mant. Sí: Nos acogemos bajo el amparo de la Mare de Deu.Los valencianos venimos aquí desde hace siglos para dar gracias a Dios y buscando el amparo para nuestras necesidades y carencias.En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado el evangelista Juan narra la entrañable entrega que Jesús hace desde la Cruz: Aquí tienes a tu Madre(Jn 19, 7).El cristiano, como el Apóstol Juan, está llamado a acoger entre sus cosas propias a la Madre de Cristo y a introducirla en su vida, es decir, en su yo humano y cristiano (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 45).
Queridos hijos: ese yo humano y cristiano es el ámbito de nuestras grandezasy de nuestras miserias, el lugar de nuestras alegrías y desamparos.Los valencianos sabemos muy bien que María forma parte de nuestro yo: de nuestra identidad. Ella es la Madre que busca la solución de nuestras carencias y problemas.Esta mañana, en la solemnidad de Pentecostés, nos recogemos en oración para invocar la efusión del Espíritu Santo, en unión espiritual con la Virgen María. Pedimos al Espíritu Santo que sepamos imitar la vida de Santa María,y aprendamos de su fe, de su esperanza y de su amor.Ella es bienaventurada porque ha creído, como exclama su prima santa Isabel. Maria espera y confía en su Hijo. Reza, considera en su oración lo que va sucediendo, aunque en ocasiones no lo comprenda.Es la Madre del amor hermoso y desinteresado.En las bodas de Caná, cuando intercede ante Jesús para que realice su primer milagro, se manifiesta la solicitud de María ante nuestras necesidades. Este milagro tiene un valor simbólico.La Madre de Jesús sale al encuentro de las necesidades de los hombres y mujeres de todos los tiempos.Por eso, queridos hijos, acudimos hoy a la Mare de Déu para presentarle nuestros abandonos y los del mundo actual, con la total confianza de que al acogernos bajo su amparo, Ella acogerá nuestras necesidades.¡Sí, Madre de los Desamparados!, hoy, de un modo particular, queremos hacerte presentes las necesidades y sufrimientos de los inmigrantes, que han llegado a nuestra patria y comparten su vida con la nuestra.Quien ha debido abandonar su hogar de origen por cualquier necesidad, debe ser acogido como el mismo Cristo. Hemos de contemplar siempre en los emigrantes la imagen de Cristo que dijo: era forastero, y me hospedasteis(Mt 25,35). María, la Madre de Jesús, se puede contemplar también como imagen de la mujer emigrante. Dió a la luz a su hijo lejos de casa y se vió obligada a huir a Egipto para salvarlo de las amenazas e injusticias de los poderosos.Esta profundísima realidad ha de tener consecuencias prácticas en la vida de los cristianos. Es cierto que la emigración ha de hacerse de modo ordenado, a fin de evitar conflictos y desarraigos, pero es aún más cierto que todos los hombres gozamos de idéntica dignidad en Cristo Jesús.Ningunoes más que otro, y sobre la natural diversidad, existe una radical igualdad entre todos, que exige un trato amable y comprensivo, porque todos somos hijos de Dios.Hoy me alegra saludar en esta celebración a los Obispos venidos desde Cuba,Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Venezuela, Paraguay, Nigeria y Guinea Ecuatorial.En ellos vemos representados a tantas personas que han venido a Valencia buscando un futuro mejor.Sí: hoy nuestra Madre del Cielo tiene los ojos bien puestos en sus hijos venidos de fuera, especialmente en aquellos que lo han hecho acuciados por el hambre, la miseria, o el legítimo deseo de una vida mejor para sus hijos.Nuestra Patrona nos impulsa para que unidos a la sociedad civil respetemos y promovamos tanto sus derechos personales como, sobre todo, sus derechos como familias. Si Valencia tiene por Patrona a la Mare de Deu dels Desamparats aquí no caben racismos ni rechazos extraños al querer de Dios.Los que no tienen cabida en nuestra tierra son los que se dedican a explotar a las mujeres inmigrantes; o las mafias que se aprovechan de su situación...
Queridos hijos: cumplimos este año el 60 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.El nombre de nuestra Patrona en su advocación de Madre de los Desamparados puede ser comprendido también como Madre del Amparo de los Derechos Humanos.
Los derechos humanos son como el lenguaje común para poder construir el futuro y como la base fundamental de las relaciones humanas. Son el resultado de una convergencia de tradiciones religiosas y culturales, todas ellas motivadas por el deseo común de poner a la persona humana en el corazón de las instituciones y de la sociedad.Se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y están presentes en todas las culturas y civilizaciones. Han de ser respetados como expresión de justicia.Los principios que gobiernan la vida política y social están relacionados con un orden moral, basado en el reconocimiento de Dios Creador. Todos los hombres y mujeres hemos sido creados iguales y dotados de derechos inalienables, fundados en la ley natural y en el Dios de esta naturaleza. La fe católica es una constante inspiración y una fuerza orientadora en el movimiento a favor de los derechos civiles.Quiero hacer presente ante nuestra Madre de los Desamparados la necesidad de respetar íntegramente los derechos humanos, que no dependen del poder del Estado, sino de la propia naturaleza humana.Todos los seres humanos desde el primer instante de su concepción hasta el último de su muerte natural tienen plenos derechos.Es un fraude utilizar el nombre de la libertad y de la democracia para extender la licencia para matar.La defensa de la libertad es una llamada a cultivar la virtud, la autodisciplina, el sacrificio por el bien común y un sentido de responsabilidad ante los menos afortunados.Una democracia sin valores puede perder su propia alma.
La religión y la moralidad son soportes indispensables para la prosperidad y la paz social.La Madre de los Desamparados nos pide que seamos defensores de la civilización de la vida y nunca promotores de una cultura de muerte. Deseo insistir porque es necesario: si los derechos humanos no son respetados porque proceden de la ley natural, sino que pretenden hacerse respetar simplemente por la voluntad de los legisladores, habrán quedado en nada, y estaremos ante el riesgo del desamparo.
También es preciso un mejor cuidado de la libertad religiosa: los católicos no queremos privilegios. Solo pedimos libertad y respeto.El hombre es un ser social y la fe tiene una dimensión comunitaria.Por ello ‹con palabras de Benedicto XVI‹ es inconcebible que el creyente tenga que renunciar a una parte capital de sí mismo ‹su fe‹ para ser ciudadano activo. De ahí dimanan, queridos hijos, tantos deberes y derechos de los ciudadanos: como la libertad efectiva de los padres para elegir la educación que desean para sus hijos.El Estado no debe sustituir a los padres: solo tiene un papel subsidiario. Todo intento del Estado de invadirlos ámbitos soberanos de la familia solo encontrará la legítima resistencia de las familias. Y en esa circunstancia la Iglesia debe prestar todo su apoyo a los padres.
Concluyo mis palabras:¡Mare de Deu dels Desamparats! No permitas que nos alejemos de Dios. Por el contrario, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Da sentido a nuestras vidas, enseñándonos a buscar a tu Hijo en la Sagrada Escritura,verdadero alimento del hombre; en la Eucaristía, donde Dios nos espera desde hace veinte siglos; en la confesión sacramental, muestra inefable del Amor que siempre perdona; en el Magisterio de la Iglesia, custodio del depósito de la fe y garantía de nuestra libertad (cfr., I Tim., VI, 20).
Con esa fuerza divina, ayúdanos a hacer presente a Cristo en todas las nobles tareas humanas. Ampara los derechos y libertades de quienes están más amenazados.Cuida con especial amor a las familias.
Virgen de los Desamparados, tú eres el verdadero Amparo de los derechos, de la libertad y de la dignidad de todos: ¡Ampáranos!
Amén.
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