
EL CARDENAL GARCIA-GASCO INVITA
A EVITAR EL "EGOISMO COLECTIVO
QUE IGNORA EL BIEN COMUN"
En su carta semanal, anima a superar los particularismos para promover la dignidad humana
En su carta semanal, anima a superar los particularismos para promover la dignidad humana
(AVAN).- El cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, invita en su carta de esta semana a evitar el "particularismo que ignora el bien común" porque "es una forma de egoísmo colectivo que menoscaba los derechos universales del resto de los seres del planeta".
El purpurado considera que "las graves necesidades de alimentos, de agua, de tecnología, la preservación del medio ambiente y la defensa de los derechos humanos requieren soluciones globales coherentes", que deben partir siempre del “reconocimiento universal de la dignidad humana".
"Frente a los riesgos de los particularismos políticos, culturales, económicos y científicos, e incluso tecnológicos”, el cardenal aboga por “un orden verdaderamente humano en el que son imprescindibles el deseo de la paz, la búsqueda de la justicia, el respeto de la dignidad de la persona, la cooperación y la asistencia humanitaria.
En su carta, que titula "El bien de toda la familia humana", el titular de la archidiócesis de Valencia aboga también por un "ordenamiento que debe estar inspirado y gobernado por el principio de subsidiaridad", para que el protagonismo de las personas, de las familias, de los pueblos y de las naciones "sea respetado y promovido". Por otra parte, el cardenal arzobispo de Valencia lamenta que "las decisiones de unos pocos colisionen con las intervenciones conjuntas de la comunidad internacional que exigen los problemas del mundo".
En este sentido, considera que los cuatro problemas "más acuciantes" son, en estos momentos, "las cuestiones de seguridad; los objetivos del desarrollo, con el drama del hambre en el mundo; la reducción de las desigualdades locales y globales; y la protección del entorno, de los recursos y del clima". Se trata de "grandes retos que requieren que todos los responsables internacionales actúen conjuntamente y de buena fe, respetando la justicia y promoviendo la solidaridad con las regiones más débiles del planeta".
Además, el purpurado insiste "con plena convicción" en que la libertad debe mantener "una armónica correlación entre derechos y deberes", de tal manera que "cada persona debe asumir la responsabilidad de sus opciones, tomadas al entrar en relación con los otros".En otro momento de su carta, el purpurado se refiere al mundo de la "investigación científica y tecnológica", y considera que "nadie duda de los enormes beneficios que la humanidad puede recabar de ellos, pero también tenemos que estar atentos a que su indebida aplicación represente un grave problema al medio ambiente, hacia al ser humano y a la familia, a la que se despoja de su identidad natural".
Por otro lado, advierte que "la acción internacional dirigida a preservar el entorno y proteger las diversas formas de vida sobre la tierra no ha de garantizar solamente un empleo racional de la tecnología y de la ciencia, sino que debe redescubrir también la auténtica imagen de la creación".
Esto nunca requiere optar entre ciencia y ética: se trata más bien de adoptar un método científico que respete realmente los imperativos éticos.Concluye el cardenal su carta asegurando que la Doctrina Social de la Iglesia "nos muestra los caminos que pueden ayudar a construir una sociedad mejor en el siglo XXI".
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