“Cofradías, ¿dónde está nuestra voz profética?”, con este titulo don Antonio Díaz Tortajada, párroco de Santa María del Mar de Valencia coincidiendo con la jornada por la vida que se celebrará el próximo 25 de marzo en todas las diócesis españolas ha escrito un artículo, que publica en su hoja parroquial, en el que invita a cofradías y corporaciones a salir de su letargo en el que viven.
Se anuncian cambios legales que, de salir adelante, darán lugar a una situación en la que quienes van a nacer quedarán todavía más desprotegidos que con la actual legislación. Al mismo tiempo, parece que la aceptación social del aborto va en aumento. En este contexto –señala Díaz Tortajada—que “hagamos cuanto esté en nuestra mano por salvar la vida de tantos miles y miles de niños que quieren condenar a muerte. Durante nuestros recorridos procesionales pongamos, si no en los varales, sí en nuestro corazón un gran lazo negro por todos los inocentes muertos antes de abrir los ojos al mundo. Jesús murió y luego resucitó para donarnos la vida auténtica”
“Hemos conocido –añade el párroco de Santa María del Mar, Díaz Tortajada-- la noticia del comunicado público del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, con una sola voz, representando a todos los hermanos cofrades sevillanos, en defensa a ultranza de la vida humana desde el primer momento de su concepción hasta su muerte natural”.
Y se pregunta: “Y nuestras hermandades y cofradías, ¿qué?”.
Se anuncian cambios legales que, de salir adelante, darán lugar a una situación en la que quienes van a nacer quedarán todavía más desprotegidos que con la actual legislación. Al mismo tiempo, parece que la aceptación social del aborto va en aumento. En este contexto –señala Díaz Tortajada—que “hagamos cuanto esté en nuestra mano por salvar la vida de tantos miles y miles de niños que quieren condenar a muerte. Durante nuestros recorridos procesionales pongamos, si no en los varales, sí en nuestro corazón un gran lazo negro por todos los inocentes muertos antes de abrir los ojos al mundo. Jesús murió y luego resucitó para donarnos la vida auténtica”
“Hemos conocido –añade el párroco de Santa María del Mar, Díaz Tortajada-- la noticia del comunicado público del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, con una sola voz, representando a todos los hermanos cofrades sevillanos, en defensa a ultranza de la vida humana desde el primer momento de su concepción hasta su muerte natural”.
Y se pregunta: “Y nuestras hermandades y cofradías, ¿qué?”.
Entre otras cosas escribe Díaz Tortajada:” Desde esta Comunidad Parroquial de Santa María del Mar de Valencia, nos unimos a los hermanos cofrades de Sevilla y rechazamos enérgicamente el proyecto de Ley de aborto que pretende aprobar el Gobierno, lo que representaría un atentado contra la vida humana, precisamente la vida que necesita un mayor cuidado y apoyo. La vida humana es un bien supremo que merece la pena ser protegido jurídicamente, como base del desarrollo y del progreso de nuestra sociedad.
Algo no funciona en esta sociedad actual que tiene la conciencia dormida y permite esta masacre silenciosa del aborto sin reaccionar. Algo falla. Todos estamos orgullosos de haber alcanzado un grado de civilización tal que nos permite haber superado esa lacra injustificable de la pena de muerte. En estos días estamos viendo a familiares de niños y niñas horrendamente asesinados que claman por el cumplimiento íntegro de las penas o, todo lo más, cadena perpetua. A nadie se le ocurre pedir la vuelta de la pena de muerte por muy horrendo, nefando o monstruoso que haya sido el acto del reo. En las páginas de la prensa diaria podemos ver la imagen de un famoso asesino múltiple disfrutando de su libertad en la calle aún cuando a todos nos consta que no se ha arrepentido. A nadie sensato se le ha ocurrido pedir para este individuo culpable la misma pena de muerte que él aplicó con bombas o pistola sobre inocentes padres de familia.” Antonio Díaz Tortajada afirma en su escrito que “nadie que sea cristiano, nadie que crea en Dios, puede comulgar con la “ley de plazos” porque negar la vida a un ser humano es negar la existencia de Dios que es la fuente de toda Vida”
concluye que “el pueblo cristiano y en especial los cofrades celebraremos próximamente la muerte de Jesús que se sacrificó por nosotros, por nuestra salvación. Hagamos cuanto esté en nuestra mano por salvar la vida de tantos miles y miles de niños que quieren condenar a muerte. Durante nuestros recorridos procesionales pongamos, si no en los varales, sí en nuestro corazón un gran lazo negro por todos los inocentes muertos antes de abrir los ojos al mundo. Jesús murió y luego resucitó para donarnos la vida auténtica. De alguna forma la llama que ilumina el extremo de los cirios que portamos son señal de vida y hemos de comprometernos por que ni una sola llama de vida se apague”.
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