sábado, 21 de marzo de 2009

LAS ENTREVISTAS DE EOS: EL REVERENDO ANTONIO DIAZ TORTAJADA, PARROCO DE SANTA MARIA DEL MAR Y CONSILIARIO DE LA JUNTA PARROQUIAL DEL GRAO

Disfruta con otra de LAS ENTREVISTAS DE EOS, leela detenidamente, reflexiona y descifra el mensaje que lleva la misma. de un sacerdote y periodista, culto e inteligente, que como párroco, consiliario de las Hermandades del Grao hoy. y de las del Cabañal ayer, da su opinión de nuestras celebraciones desde su optica de presbitero. Y por ello le hemos cambiado el cuestionario, y agradecerle desde este BLOG, del que es seguidor, su sinceridad y le esperamos el jueves en el SOPAR DE LA CREU MARINERA.
Recordaros que todos teneis cabida si quieres participar sólo tienes que enviar un mail a
encuentroyopinionsemanasantera@gmail.com y te mandaremos el cuestionario, nos lo devuelves relleno y con las fotos semanasanteras que nos remitas te veras reflejado en este BLOG. que cumple uno de los fines por los que se creó EOS, ser punto de ENCUENTRO Y OPINION SEMANASANTERA. Y por supuesto, difundir a los protagonistas de la fiesta que somos todos.Animate y participa todas las SEMANAS del año son SANTAS en el BLOG DE EOS
Antonio Díaz Tortajada (Castielfabib, 1947), ordenado sacerdote en l973. Licenciado en Periodismo (Facultad Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid) y diplomado en Psicología. Fundador de Radio Luz de Valencia y director durante quince años de la misma. Ha ejercido el ministerio sacerdotal en diversas parroquias de la diócesis de Valencia así como el periodismo en diarios y emisoras valencianas, en la revista “Vida Nueva”, ABC, Radio Nacional de España, cadena SER y la COPE.
Ha sido coadjutor de la parroquia Nuestra Señora del Pilar de Valencia, y párroco de San Maximiliano María Kobe de Benimaclet, Nuestra Señora de los Ángeles del Cabañal y en la actualidad párroco Santa María del Mar del Grao.
Premiado en diversos certámenes periodísticos y literarios destacando el premio internacional de poesía "Guillermo Apollinaire" (1970); "El Ciervo" de reportajes (1976); y "Ramón Cunill" de periodismo concedido por la Conferencia Episcopal Española (años 1984 y 1986).
Autor, entre otros libros, de: "Evangelización, lenguaje y cultura" (1983), "Llamados para anunciar el Evangelio de Dios" (1984), "Me encanta mi heredad" (1989), "Juan Pablo cree en los jóvenes"(1990), "El camino de la Cruz" (1991), "Arriesgar la palabra"(1993), "Plegarias" (1994), "El silencio de Dios" (1994), "Vivir lo que esperamos" (1997), "Viacrucis del Hombre Dios" (2000), "Háblame de Jesús" (2001) y “Variaciones del génesis” (2006).


1.- ¿Qué reflexiones deben realizar los cofrades durante las procesiones como miembros de asociaciones públicas de fieles que son? Hoy los cristianos tenemos un déficit de silencio. Éste lo necesitamos para profundizar en nuestro interior, revisar nuestra vida y diseñar un plan de vida. Las procesiones deben ser momentos de intenso silencio – a pesar de los tambores y otras músicas-- que nos conduzcan a la comunicación, al encuentro con Aquel que expresamos iconográficamente su misterio pasional.
Todos, de una forma u otra, tenemos la experiencia del desierto interior, el desierto en el que nos introduce la tibieza, la superficialidad, la dureza de corazón y la resistencia sorda a la gracia de Dios, que nos conducen a la aridez y al vacío espiritual. Pero, hay otro desierto, incomparablemente más rico y fecundo, en el que en medio del silencio es posible constatar nuestras miserias y cuán lejos estamos del plan que Dios ha diseñando singularmente para nuestra felicidad. En la soledad sonora del desierto es posible escuchar la voz potente del Espíritu, que nos invita a convertirnos, a volver sobre nuestros pasos errados, a cambiar de criterios y de conducta, pidiendo al Señor una conciencia pura. Todo esto debería ser materia de reflexión, meditación, oración y contemplación. De lo contrario nosotros haremos nuestro “paseíllo”, pero lo que expresemos será un signo vacío. Y lo que es más grave: Una esquizofrenia espiritual.

2.- ¿Por qué son importantes los actos litúrgicos previos a las procesiones en las calles? La procesión es una expresión cultual de carácter universal en la cual la piedad popular y la liturgia establecen una relación muy peculiar. Diríamos que se interrelacionan. Las procesiones son manifestaciones de la fe y piedad populares con grandes connotaciones culturales y que despiertan el sentimiento religioso de los fieles. En la liturgia también existen sus procesiones: La procesión de entrada del ministro y los celebrantes, que puede solemnizarse entrando los celebrantes desde el fondo de la nave; la procesión hacía el ambón del diácono o presbítero para proclamar el Evangelio; la procesión para presentar las ofrendas; el momento de recibir la comunión, que también se considera procesión de los fieles. Pero propiamente, llamamos procesiones a la manifestación pública e n nuestras calles de nuestra fe, esa fe que hemos celebrado en la liturgia sacramental. Fue en la Edad Media cuando la piedad popular amplió el número de procesiones votivas que alcanzaron su punto álgido durante la época barroca, tanto para honrar a los santos como para meditar los aspectos de la pasión. Los riesgos que tenemos por delante se refieren a que estas manifestaciones procesionales prevalezcan sobre los sacramentos, que quedarían relegados a un segundo plano o a considerar la procesión como el acto culminante de la liturgia sacramental lo cual puede degenerar en convertir la procesión en mero espectáculo o acto folclórico cultural. Para evitar esa mala interpretación se impone una catequesis adecuada sobre el sentido de las procesiones, en un triple sentido: Teológico, como sentido de pueblo de Dios en marcha camino de la Jerusalén celeste; litúrgico, procurando que haya representación eclesiástica en la presidencia y con oraciones al inicio y al terminar y antropológico, poniendo de manifiesto el significado de procesión como camino que se hace juntos participando en el mismo clima de oración. 3.- En nuestras procesiones ¿tienen sentido todas? ¿Cuáles recomendarías a otros hermanos sacerdotes para que se acercasen a compartir con vosotros los consiliarios de los Poblados Marítimos? Todas las procesiones tienen su sentido y su significado. El ser humano es un “homo viator”, un caminante en busca de sentido, el cual se encuentra en las respuestas a dos preguntas: ¿De dónde venimos?, y ¿a dónde vamos? El caminar implica un moverse, y el moverse, cambio; el cambio, búsqueda de perfección. Y este camino para el cristiano es una experiencia espiritual, es una apertura a lo nuevo que implica seguimiento y adhesión a Cristo. Pero habrá que profesar un culto, que supere los actos externos, en el corazón y la vida. Estamos llamados a la participación en el triduo pascual, la adhesión a la Iglesia y la acogida fraternal al director espiritual que muestre el camino de la comunión eclesial, la vivencia de la devoción a la Virgen María como camino que lleva a Cristo y a la humanidad, la vivencia de la pasión de Cristo como llamada a la conversión que da sentido a la penitencia externa y culmina en la experiencia de la celebración de la Vigilia Pascual. La formación cristiana para dar razón de la fe y la esperanza. Las procesiones son una riqueza si se viven en sentido cristiano. Si las hermandades promueven la identidad cristiana en diálogo con la cultura y con la Iglesia, si las hermandades se convierten en un movimiento de inculturización de la fe, transformando la cultura y sus valores y en un movimiento profético denunciando la cultura de la muerte, habremos conseguido situar la religiosidad popular en el lugar que le corresponde, de lo contrario, todo será pura arqueología, vacía de contenido.
4.- Has vivido la Semana Santa Marinera en el Cabañal y el Grao ¿En que son diferentes ambas juntas parroquiales? Han sido doce años como párroco en el Cabañal y seis en el Grao. De aquella parroquia guardo muy buenos recuerdos. Y todavía me expresan su cariño. La diferencia puede ser el número de instituciones que agrupan, pero cada Junta Parroquial tiene sus características positivas propias y también sus defectos. Son Juntas Parroquiales muy homogéneas. Existe un denominador común: Aman y valoran muy positivamente lo que hacen, pero debería existir más hermandad, y que lo de cada uno fuera de todos. No podemos diseñar un programa para “mi” cofradía o hermandad y que los demás queden al margen. O nos marginemos. Unámonos, es mi deseo. Creemos unidad, es mi proyecto. Así seremos signo ante los demás del deseo de Jesucristo momentos antes de morir. No pongamos la hermandad al servicio de intereses bastardos. Y lo que hagamos no sea un globo inflado, algo que pertenece a la costumbre sino a la convicción. Aunque las convicciones son minoritarias.

5.- ¿Qué le sobra y que falta a nuestra Semana Santa Marinera? Me gusta sumar, más que restar.
Desearía que nuestra Semana Santa, no fuese una isla en medio de nuestras cincuenta y dos semanas del año, sino un motor para vivir intensamente a lo largo de todo el año nuestro ser y quehacer cristiano. Tendríamos que prepararnos para la Semana Santa, y después vivir de la vida espiritual que brota de la Semana Santa. Y que cada hermandad viviera conscientemente el sentido de hermandad. Habría que despertar de nuestro letargo profético. Hemos de ser miembros vivos e inquietos. Nuestro mensaje debe “provocar”, si no seremos sal que no da sabor y luz que no alumbra.
6.- ¿Tu Junta Parroquial de Semana Santa se involucra en tus proyectos de parroquia? Normalmente sí. Los cofrades siempre son una minoría la que está concienzada en su ser y quehacer cristiano. La mayoría es “arrastrada” por intereses muy diferentes. En el Consejo de Pastoral Parroquial existe un representante de cada hermandad. Además existe una muy buena comunicación y participación de las diversas instituciones pasionales en los actos pensados y diseñados para la Comunidad. Pero me gustaría que esta implicación fuese mayor.
7.- ¿Qué actividades te gustaría que organizara la Junta Parroquial de Santa María del Mar como asociación pública de fieles que también lo es, tal y como rezan sus estatutos? A nuestras hermandades les falta formación, a todos los niveles.Para que estas asociaciones públicas de fieles puedan desempeñar adecuadamente y con celo sostenido esta misión, necesaria e ineludible hoy más que nunca, ofrecerles instrumentos de formación de su ser cristiano y de su vocación peculiar. Hay que reconocer a los laicos el derecho que tienen a recibir formación en la Iglesia. Ellos a su vez tienen la responsabilidad de esforzarse por formarse más y mejor con la ayuda de los pastores y con los medios con que cuenta la comunidad cristiana a este respecto.
Todos ellos (asociaciones, movimientos y agrupaciones de fieles) alcanzarán tanto mejor sus objetivos propios y servirán tanto mejor a la Iglesia, cuanto más importante sea el espacio que dediquen en su organización interna y en su método de acción, a una seria formación religiosa de sus miembros. En este sentido, toda asociación de fieles en la Iglesia debe ser, por definición, educadora de la fe. Pero la pena es que esta tarea es muy minoritaria. Se va en camino de ello. Pero cuesta.

8.- ¿Los mayores, los jóvenes y los niños crees que entienden el sentido de nuestras celebraciones sacras? Estamos en el mismo problema. Necesitamos formación. Y ésta en el campo de la Semana Santa se traduce en evangelización, no sea que estemos expresando misterios que no creemos y vivimos de ellos. Hay que llevar la labor evangelizadora y cofrade a los más pequeños, ahora que muchos de ellos no conocen apenas nada acerca de Dios. En las cofradías hay muchas actividades habituales en las que se puede ofrecer ese acompañamiento, pudiéndose evidenciar valores como la fraternidad, la penitencia o la caridad. Como principal acto de culto público de la cofradía que es la procesión, conviene formar a los jóvenes al respecto, explicándoles su finalidad, la importancia de la confesión sacramental previa para participar en gracia de Dios, el motivo y sentido de la estación de penitencia, el misterio que se representa, etc. Hay que redescubrir la penitencia como paso en la peregrinación hacia el Padre, con el Hijo y el impulso del Espíritu Santo, a través de la mediación de la Virgen María, en compañía del resto de hermanos, como llamada y camino de conversión. 9.- ¿Qué decálogo, oración o lo que tu consideres les propones a los cofrades cuando miren a la imagen titular o paso procesional de su Hermandad? Muchas cosas podría proponer a los cofrades para ésta y otras Semanas Santas. Solo indicaré –en forma de decálogo—unos puntos muy sencillos. Y una plegaria.
Este es el decálogo:

1. Una buena confesión nos hará comprobar el amor de Jesucristo que muere por nosotros y nos preparará para una comunión pascual.

2. Busquemos espacios y tiempo de silencio para la oración.

3. Leamos, meditemos y oremos con interés los relatos pasionales de Jesucristo que nos llevarán a la Resurrección.
4. Ejercitemos la limosna con generosidad a través de las obras asistenciales de nuestra comunidad, como es Cáritas Parroquial.

5. Participemos activamente en las celebraciones litúrgicas parroquiales, para que después de llenarnos podamos expresar lo que hemos celebrado. De lo contrario será hueca campana.

6. Que los tambores no rompan nuestro silencio interior. Que éstos sean el grito desgarrado de que por la calle pasan cristianos, discípulos de Cristo.

7. No olvidemos el ayuno y abstinencia como forma de dominar nuestro cuerpo. Necesitamos, como ejercicio cuaresmal, una ascesis frente a las tendencias a las que nos arrastra la cultura de la muerte.

8. Recemos ante nuestra imagen –que no sea una imagen de madera que ni escucha ni ve—y vivamos con lo que ella representa –pues es un Dios encarnado y cercano a nosotros-- un coloquio de amor. Y después seamos consecuentes.
9. Que nadie nos robe el sentido profundo de la Semana Santa. No son días de vacación sino de devoción. Que sean unos días de unos ejercicios renovadores de nuestro interior.

10. Que estos días sean una preparación para vivir el “hombre nuevo” que nace de la pascua de Resurrección.
Y la oración ?
Señor: Estoy ante tu imagen. No sé qué decirte.
Pero quiero mirarte y estar contigo.
No resulta atractiva tu imagen de dolor y sufrimiento.
¿Dónde ha quedado tu belleza?
Hasta tu palabra se ha escondido.
Quisiéramos verte de mil maneras, pero ¿así?
Verte así, azotado, coronado, con la cruz al hombro,
crucificado, en los brazos de tu Madre nos escandaliza.
Te revelas de una manera muy extraña...
Te abajas y te callas.
Y la sed espantosa de corazones humanos te abrasa.
Pasas por el tremendo abandono.
Mueres como el grano de trigo,
en silencio, rezando y adorando al Padre.
Todo lo pones en sus manos.
Tu imagen nos interroga,
deja al descubierto nuestras mentiras o medias verdades.
Y, al mismo tiempo, tu imagen dolorosa manifiesta fuerza
y salvación, una liberación sorprendente.
Tu dolor asumido te abaja hasta nosotros,
te pone a nuestra altura.
Tu imagen de varón de dolores ante el que se vuelve el rostro
forma parte del misterio de tu vida,
En ella se restaura el amor,
y se convierte en señal del amor en todo el universo.
Queremos abrazarnos a tu cruz,
como tu te abrazas,
unir a la tuya todas nuestras cruces.
Hoy queremos abrazar a los crucificados,
unir a ellos el consuelo, la palabra, el aliento.
Hoy queremos sentir y amar tu cruz,
descubrir que de ella brota la vida para nosotros,
que tus heridas nos han curado,
que tu muerte es para toda salvación.
Amén. Aleluya.

10.- ¿Algo que añadir?Que no llenemos nuestra vida de “semanas santas” como un “carnaval a lo divino”, sino nuestra Semana Santa de 2009 la llenemos de vida, y vida plena. Que esta Semana Santa sea un tiempo de gracia.

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