

Si además, leen la noticia y el sábado se acercan a la Parroquia San Vicente Ferrer y acompañan a la Virgen de los Desamparados en ese Rosario Público y por el Paseo Marítimo que se va a hacer, mejor que mejor. Realizarán dos cosas buenas: rezar el Rosario y aumentar el número de asistentes al mismo, cosa esta importante para los que lo organizan. Espero que les guste el poema y les dejo con él. ¡Ah, y no se olviden de rezar el Rosario de san Vicente Ferrer este sábado por el Paseo Marítimo!.
DOS MANOS JUNTAS
“Unas manos llenas de surcos que sembraron el amor con los demás parecen haber florecido”.
Todas las manos que se juntan para el saludo, para el aplauso o para el rezo, son manos que, en su gesto están apretando algo entre ellas: una amistad, un triunfo o ganas de tener entre ellas a Dios.El aplauso es frecuente.El saludo diario. Pero que en una revista francesa como ‘La vie’ aparezcan en seis páginas centrales dos manos llenas de años y arrugas sosteniendo un Rosario y una flor...Eso no es frecuente, ni diario.

“Unas manos llenas de surcos que sembraron el amor con los demás parecen haber florecido”.
Todas las manos que se juntan para el saludo, para el aplauso o para el rezo, son manos que, en su gesto están apretando algo entre ellas: una amistad, un triunfo o ganas de tener entre ellas a Dios.El aplauso es frecuente.El saludo diario. Pero que en una revista francesa como ‘La vie’ aparezcan en seis páginas centrales dos manos llenas de años y arrugas sosteniendo un Rosario y una flor...Eso no es frecuente, ni diario.
En Francia viven dos personajes que siguen cruzando en el recuerdo las calles del país: L’Abbé Pierre: el hombre que vivió para hacer vivir a los que los demás marginaban y olvidaban. Y sor ENMANUEL ..., la monja condecorada con la Legión de Honor por Miterrand y Clinton.Estas manos llenas de surcos, donde sembró el amor a los demás...,parecen haber florecido, sosteniendo una flor uy un Rosario.Sor ENMANUEL en esta actitud reza:“Todas las mañanas le digo a Dios, GRACIAS”.Dos manos juntas rezando es ansiar tener entre ellas a Dios y a los hombrespor quienes se han envejecido.
José MARTINEZ. Capuchino (Revista EL SANTO)
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