Nos esperaba una nueva sorpresa; Fernando el Hermano Mayor, Santiago el Vice-Hermano Mayor, junto a otros cofrades de la Hermandad nos hacían entrega de un Estandarte, que ellos mismos habían bordado a mano con hilo de oro. Al verlo, no pudimos controlar la emoción, nos miramos sin poder articular palabra, nos temblaba hasta la voz,; solo salía entre sollozos de emoción una y mil veces Gracias, Gracias de corazón. Ese momento quedará para siempre entre nuestros recuerdos.

A las 21,30 horas dio comienzo la Procesión. La salida de la Parroquia de la Imagen de María Santísima de Nazaret, fue emotiva; tras el Himno Nacional, un grupo rociero, interpretó la Salve Rociera, Ché!, que bien, precioso.
El anda a costal, como corresponde. Y esos costaleros, que al grito de “con Ella al cielo”, la elevaron de una forma que nos dejo boquiabiertos (no me atrevo ni a describirlo, solo digo, es para verlo). Tras un recorrido, por distintas calles de Mérida, llegamos a la Concatedral de Santa María (00 horas); en la puerta, y antes de que entrase al Templo María Santísima de Nazaret, la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de Valencia, tuvo el honor de hacerle un “Rindan” con el nuevo Estandarte, al son del Himno Nacional a la Virgen.
Al enterarse el Señor Vicario de Mérida-Tierra de Barros, de que éramos valencianos, y amigo de nuestro Consiliario Don Antonio Díaz Tortajada, nos condujo a una de las Capillas, allí estaba la Imagen de la Virgen de los Desamparados, y un cuadro de San Vicente Ferrer; quien se lo iba a imaginar, casualidad, coincidencia, o no lo sé!.

Al día siguiente (sábado 30), a las 17,00 horas nos dirigimos a la Concatedral, pues a las 17,30 horas tenía comienzo la Solemne Procesión; en la que participaban todas las Cofradías y Hermandades de Mérida, y varias Cofradías de la Vera Cruz, venidas desde Ciudades cercanas, entre las que se encontraba la Hermandad de la Vera Cruz de Torrejón de Ardoz (Madrid), junto a ellos pasamos una jornada para recordar.

La Concatedral de Santa María y los alrededores estaban repletos de gente (recuerdo que estábamos a 40º grados). Cristina y Víctor, correctamente uniformados, ya que eran los portadores del Estandarte; José Antonio, Presidente-Hermano Mayor, Lola y Alfonso, vestidos para la ocasión, y Elisenda y Ana, con teja y mantilla. A lo largo del recorrido, fueron varias las personas que nos preguntaban, ¿vosotros, sois los de Valencia?, ¡Gracias!, hacia ya unos días que nuestros Hermanos en Cristo de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret, en diferentes medios de comunicación en los que les habían entrevistado, hablaron de nosotros. Pues ya sabían que José Antonio y Ana, enviaron la tela para hacerle el Traje y el Manto a la Virgen, y en agradecimiento nos bordaban el Estandarte.

La verdad, es que las gentes de Mérida, son más que amables, nos hicieron un montón de fotos, tanto la prensa, como particulares; sobre todo a los portadores del Estandarte. En honor a la verdad, hay que quitarse el sombrero, había que verlos; marcando el paso, rectos y con orgullo de portar el Estandarte con nuestro Cristo de la Buena Muerte.

Al término de la Procesión, se ofició una Misa de campaña, una Misa Extremeña, donde le cantaron y bailaron a María Santísima de Nazaret.
Por la noche tuvo lugar una cena de hermandad, en el Parador Nacional de Turismo, compartiendo mesa con la Hermandad de la Vera Cruz de Torrejón de Ardoz (Madrid). A los postres intervinieron varios oradores, a todos ellos les damos las gracias, ya que mencionaron en su alocución a la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de Valencia.

Acto seguido, los cofrades del Cristo de la Buena Muerte de Valencia, desplazados a Mérida, junto a este Presidente-Hermano Mayor, llamado José Antonio Martín, hice entrega a Don Fernando González, Hermano Mayor de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret, de un cuadro-pergamino en cuyo interior se encuentra la máxima distinción de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de Valencia “la Gran Cruz”, concedida a la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret.

Puedo asegurar, que todo lo vivido durante nuestra estancia en Mérida, ha sido inolvidable, por si sola una Ciudad bonita donde las haya, y cargada de historia, con gentes acogedoras y amables, y sobre todo nuestros Hermanos en Cristo. Ahora, si! Ahora la visita tiene que ser a Valencia, pues así nos lo hicieron saber, algo que ya esperamos. Gracias por todo.
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