
Los cohetes y los fuegos artificiales se suceden desde las 23 horas hasta minutos antes de la medianoche. En ese momento, cesa la actividad pirotécnica, las luces de la ciudad se apagan y los ilicitanos aguardan en silencio el momento más importante de la noche, mientras suena de fondo el fragmento más significativo del Misteri d’Elx: “el Gloria”. En medio de la oscuridad, se alza la palmera de la Virgen, una gran palmera de luz blanca que se lanza desde la Basílica de Santa María, y que ilumina por completo, durante unos segundos, todo el cielo de la ciudad.
Tras el momento mágico, vuelven a encenderse las luces y se puede ver en la torre de la Basílica una pequeña “virgen de fuego” mientras se escucha la famosa habanera “Aromas ilicitanos” y todos los ciudadanos la cantan desde sus terrazas y balcones. Para concluir, es tradicional finalizar la celebración comiéndose la sandía. Algunos aún continuarán tirando cohetes hasta altas horas de la madrugada, y otros, los más atrevidos, se sumarán a la tradicional guerra de carretillas que tiene lugar en las zonas del centro, delimitadas especialmente para ello, y que llegan a convertirse en verdaderos infiernos, sólo aptos para verdaderos apasionados del fuego.
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