
Carta a un cofrade
EN EL ADVIENTO DEL SEÑOR TE OFREZCO MI ESPERANZA
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
Hemos comenzado el Adviento.
Este tiempo está formado por estas cuatro semanas
que nos conducirán a celebrar la Navidad del Señor.
Es propio del Adviento celebrar y fomentar la esperanza.
El tiempo de Adviento es un tiempo de espera.
Si vivir la esperanza siempre es un reto,
todavía lo es más en la situación social actual.
El acento de san Lucas
–el evangelista de este ciclo de lecturas de la Biblia
que iniciamos con el Adviento del 2009—
no es el miedo, sino la valentía y el estímulo
porque “se acerca vuestra liberación”.
Mientras esperamos tal liberación recibimos una llamada: “Levantaos” y “alzad la cabeza”.
La expectativa no es de angustia y de desánimo,
sino de confianza y de alegría.
Esperamos ser liberados por la venida de Cristo.

¿de qué tenemos que ser liberados?
Creo que no se trata de una espera desde la quietud
o únicamente desde la pura contemplación
sino también desde la tarea y el trabajo interior
que tiene que repercutir en el exterior.
No se nos pide que nos quedemos
con los brazos cruzados esperando que Cristo,
él solo, nos libere
sino que se nos pide también toda nuestra colaboración.
Hemos de ponerlo todo de nuestra parte
para que esta liberación sea posible.
Por ello el camino del adviento
es un camino de esperanza,
desde la exigencia y el esfuerzo que pide ir preparando este camino hacia la luz.

Permiteme, pues, que,
con el profeta Isaías, manifieste una actitud esperanzada
ante el mundo que nos rodea.
Creo sinceramente que de las lanzas los hombres forjarán arados y de las lanzas, podaderas.
Creo que será posible
que el niño juguetee con el nido de la serpiente,
que el león y el cordero puedan pacer juntos
y que el futuro sea distinto… humano y gozoso.
Déjame que, con esperanza apasionada,
manifieste que creo en el mundo y en su futuro.
Creo que llegará el día en el que el Norte y el Sur
se sienten en la misma mesa,
compartiendo con equidad un banquete
en el que todos quepamos.
Creo que habrá un momento

a las familias que han destruido y les pidan perdón.
Creo que la droga desaparecerá
y no volverá a hacer daño a nadie.
Creo que cesarán las guerras y las bombas de racimo
quedarán desactivadas en los museos
para vergüenza de los que las inventaron
y se enriquecieron a su costa.
Creo que ya no habrá inmigrantes
porque el mundo será de todos
y ninguna tierra será de nadie.
Creo que los nacionalismos desaparecerán
y los seres humanos, aun con distintas razas y credos,
nos sabremos compatriotas del futuro.
Creo que cesará el terrorismo
y los verdugos pedirán perdón a las víctimas,
sabiéndose heridos ellos mismos por su propia perversión
y necesitados de misericordia.
Creo que las religiones no servirán
para dividir y alentar el odio.
Creo que buscarán juntas la trascendencia de un mundo
que nos maravilla y del alma humana que nos sobrecoge.
Creo que internet creará lazos humanos
y que los jóvenes harán uso de ese invento fascinante
para la reconciliación y el amor
y nunca para la amenaza y la depravación.
Creo que cesará el debate ficticio
de la escuela privada y la concertada,
y los educadores todos trabajarán
por un futuro más educativo y digno
para nuestros chavales.
Creo que los dictadores desaparecerán
y los pueblos serán los protagonistas de su historia.

y los violentos radiofónicos se convertirán.
Creo que la Iglesia será democrática y popular,
servidora de los pobres y aliento de vida
donde ésta agonice.
Creo que las mujeres tendrán en ella el lugar que merecen.
Creo que las celebraciones sacramentales serán festivas
y profundas, participadas y fraternas.
Creo que los homosexuales
no tendrán nunca que bajar la cabeza ante nadie
porque se sabrán hijos e hijas de Dios.
Creo que se abrirán las cárceles, caerán las cadenas y los delincuentes serán abrazados fraternalmente.
Creo que las familias se reconciliarán,
que las separaciones pasarán a la historia
y el amor tendrá una fuerza abrumadora
que traerá libertad.

que no serán condenados y excluidos,
que serán siempre acogidos y escuchados.
Creo que el planeta estará limpio,
creo que el cambio climático será afrontado
con la aportación de todos
y podremos respirar de una forma humana.
Creo que los partidos políticos no harán política de partido
sino que lucharán unidos
para hacer una sociedad más justa.
Creo que no habrá derechas ni izquierdas,
progresistas y conservadores, moderados y liberales.
Creo que los bancos
no buscarán el dinero despiadadamente,
creo que no colaboraran con la especulación
y darán créditos a los pobres y marginados.

pero sé que Dios cree tanto en este mundo nuestro
que se nos da en un recién nacido.
Desde el seno de una mujer sencilla
y en la fragilidad de un pesebre,
Dios se nos manifiesta.
Ese Niño, nacido en los márgenes de la historia,
nos ha herido de vida.
Por eso creo que, desde Belén,
Dios nos provoca para humanizar esta tierra y esta vida.
Y recuerda:
Si celebras la Semana Santa
--con su pasión, muerte y resurrección—
Es porque la Palabra hecha carne,
conmovió toda la historia y se hizo hombre como nosotros
menos en el pecado.
Y qué paradoja,
mientras nosotros queremos ser dioses,
Dios quiere ser humano.
Déjame que te diga, como ser humano,
que creo que este mundo necesariamente
va a ser más humano y por tanto más de Dios.
Y estoy convencido de que tú y yo
podemos empezar a mejorarlo.
Por eso permite que te dé la mano
y, desde la esperanza en el futuro y la provocación de Dios,
te desee feliz Adviento del Señor.
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