domingo, 13 de diciembre de 2009

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS:ORACIÓN A MARIA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA


Antonio Diaz Tortajada hoy quiere invitarnos a reflexionar con esta plegaria dedicada a"MARIA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA", para este tercer domingo de Adviento.
ORACIÓN A MARIA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA

Por Antonio DIAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista

María, Madre de Dios y Madre nuestra:
Estamos alegres porque tu “sí”
posibilitó la cercanía del Señor a nuestras vidas.
Gracias a tu confianza en Dios Padre
tu Hijo viene a nuestra historia y nosotros salimos a su encuentro
aunque son muchos los nubarrones
en el cielo de nuestra vida.
Tú iluminas las noches más oscuras de los hombres,
con muy poco y contigo, nos alegras
porque, tu presencia, es la mayor riqueza
que uno puede tener.
Tú eres la experiencia más bella de Evangelio.
En ti Dios se ha hecho “buena noticia” para el hombre.
Tu eres como la luz del alba que abre camino al sol;
tu eres esa estrella matutina que anuncia el día.
¡Qué alegría!
hacer contigo de la vida una historia de amor,
hecha de holas y adioses por tu amor.
¡Qué alegría!
saber que estás de nuestra parte,
hagamos lo que hagamos por tu amor.
Tu eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra;
Tu eres la Mujer joven
que entra en el plan de Dios libre y gozosamente.
Tu eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia;
tu eres, María, la virgen bella y fecunda de Nazaret.

¡Qué alegría!
sentir que nos aceptas como somos
y que no necesitas que nos justifiquemos por tu amor.
Estamos alegres
porque, la Navidad,
es oxígeno en medio de la asfixia,
porque, la Navidad,
es el amor que se desborda
porque, la Navidad,
es regalo del cielo que se vende gratuitamente,
porque, la Navidad,
se descubre con las tijeras de la fe.
Nuestro corazón se alegra ante tu presencia luminosa;
nuestro corazón busca en el tuyo un camino de verdad;
nuestro corazón se abre a tu vida limpia y profunda;
nuestro corazón busca en tus ojos un camino en libertad.
Nos sentimos felices
porque eres madre y eres virgen;
nos sentimos felices
porque eres como un lago profundo de paz;
nos sentimos felices
porque eres limpia como la luz de las estrellas;
nos sentimos felices
porque eres libre como agua de manantial. ¡Qué alegría!
comprobar tu fidelidad inagotable,
inamovible como la roca por tu amor.
¡Qué alegría! poder decirte: “Te amo”
y tú creértelo a pesar de todo, por tu amor.
Tu eras joven, María, cuando revolucionaste la Historia;
tu eras joven cuando Dios, de puntillas, llamó a tu puerta;
tu eras joven cuando dijiste “sí” a su proyecto de vida;
tu eras joven cuando diste decidida, a su plan, respuesta.
Tu eras joven y te abriste a Dios como la flor al sol;
tu eras joven y dejaste a Dios
que entrara libre en tu tienda;
tu eras joven y tus alas alzaron el vuelo hasta la cumbre;
tu eras joven y en tu vida,
con Dios, entró el ritmo de la fiesta.

Qué alegría!
descubrir que otros te aman y que Tú les amas,
y saber que sus amores, como el nuestro
te son imprescindibles, por tu amor.
¡Qué alegría!
poder regalarte algo
de todo lo que tú nos has dado antes por tu amor.
Tu corazón dijo:
¿Cómo podrá ser eso? ¿cómo?.
Tu corazón dijo:
He aquí la esclava; he aquí.
Tu corazón dijo:
Mi alma glorifica al Señor; mi alma.
Tu corazón dijo:
Hágase en mí según tu Palabra; tu Palabra.
Tu corazón dijo:
Tus caminos son mis caminos; mis caminos.

Tu corazón dijo:
¿Qué quieres, Señor, que yo haga?
Tu corazón joven dijo:
Tu proyecto es mi proyecto; mi proyecto.
Tu corazón dijo:
Me alegro en el Dios que me salva.
¡Gloria a ti, María, casa donde Dios mora!
¡Gloria a ti, María, Madre de Cristo y Madre nuestra!
Tú, te lo decimos ahora, eres la causa de nuestra felicidad;
Tú, te lo decimos ahora, eres la fuente de tanta dicha
Tú, te lo decimos ahora, eres la razón de tanto regocijo
Tú, te lo gritamos ahora,
eres el germen de la emoción que sentimos.
Amén.

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