jueves, 24 de diciembre de 2009

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:FELICITACIÓN NAVIDEÑA

Carta a un cofrade

MI FELICITACION NAVIDEÑA

Por Antonio DIAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista

Querido cofrade:

En esta carta quiero exaltar el nacimiento
de un Niño que cambió la historia del mundo.
¿Cambiará la nuestra?
Además,
desearte que tu vida contenga todos los contenidos
que este Niño-Dios trajo a favor de los hombres.
Y tu historia sea el portal viviente
donde vuelva a nacer el Enmanuel (el Dios-con-nosotros).
Si, se ha dicho tantas veces,
que cada cristiano lleva consigo,
en el rincón más profundo y humilde de su corazón,
esa mezcla de nostalgia, sensibilidad y alegría
que representa la Navidad.
Esa brisa viva del recuerdo de sus más íntimas vivencias,
grabadas con luces y con sombras
en el espíritu de su amor
y que nos lleva a una imposible definición generalizada
de lo que representa la esperanzadora venida
de la estrella de la ilusión con la que despedimos cada año
en espera del siguiente.
En el devenir de nuestra historia de gozos y de pasiones
una estrella viene a posarse cada año
en la espadaña de nuestros mejores sueños,
como el cartero real de las mayores ilusiones
de nuestra infancia,
para detenida ante la fuente de la alegría sin fin
de nuestra vida,
musite un canto que nos haga sentir que cada año
el niño Jesús,
el hijo del amor hecho canto de alegría,
ha llegado a nuestros corazones
en el portal más íntimo de nuestra alma:
Estrella que musitas;
Estrella que nos hablas;
Estrella que suspiras
levantando luces y albas;
Estrella que nos miras,
que dibujas la Esperanza;
Estrella que nos llamas
elevando mil guirnaldas;
Estrella de puro amor
de amor engalanada;
Estrella de niños felices;
Estrella de corazones y espadañas;
Estrella de cielo azul
Y de azules olas de mi alma;
Estrella que vienes sola
En tu soledad desnuda y clara;
Estrella de luces y sombras;
Estrella de flores grana;
Estrella que miras al niño;
Estrella que oyes nuestra mirada;
Estrella que guías nuestra ilusión
En la oscuridad de la noche Santa;
Estrella de las Estrellas;
de las Estrellas capitana;
violeta de nubes suspirantes;
rosal de rosas tempranas;
camina que un niño espera
en el portal de la Esperanza.
Que sí, que el niño Dios te espera
con su sonrisa verde y nácar
para decirte al oído
mirándonos a la cara
que esta es mi Estrella,
la Estrella de la mañana.

Querido cofrade:
La historia así nos lo dice,
que en el primer año de nuestra era,
José y María que estaba en cinta,
acudieron a la ciudad de David,
llamada Belén, para empadronarse.
Y que mientras estaban allí,
se cumplió el tiempo del parto
y dio a luz a su hijo primogénito.
Lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre
porque no encontraron sitio en la posada.
Y también nos dice que había en la misma región
unos pastores acampados al raso,
a los que se les apareció un ángel del Señor
envolviéndoles con su haz y les dijo:
“Os anuncio una gran alegría.
Os ha nacido un salvador, el Mesías.
Encontrareis un niño envuelto en pañales
acostado en un pesebre en Belén”.
Fueron de prisa y encontraron a María,
a José y al niño acostado,
diciendo lo que el ángel les había manifestado.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas
meditándolas en su corazón.
Y debemos reconocer,
que en esa suma sin fin de sentimientos
que la navidad presagia
por los recónditos rincones de nuestra sangre,
la verdadera y autentica natividad
de nuestro Señor Jesucristo es como el mensaje
hecho blancor de azucena
que el hijo de Dios trajo a nuestro mundo.
Un mensaje de amor,
de aguinaldos de amor,
que día a día tenemos la obligación de desprender,
todos los que nos sentimos cristianos,
hacia las personas que nos rodean.
Hacia nuestros amigos y enemigos,
hacia los que viven en las tinieblas de la envidia,
de la ira o del rencor.
El amor es único,
inmutable,
generoso y en él no cabe la intolerancia,
sabe perdonar de corazón.
Solo entiende de verdades,
no manipula ni miente,
hace el bien sin mirar a quién
y no se pierde en demagogias ni medias mentiras.
No entiende de falsas apariencias
ni pretende quedar por encima de nada ni de nadie.
Es desinteresado
y todo lo espera con bondad
sin agotarse con cualquier cosa.
Sale de dentro y no admite presiones,
tiene que ser espontáneo.
Enriquece a quien lo da y a quien lo recibe
y nunca se agota por mucho que se de o se tome.
Y la navidad es aún mucho más
porque el amor no tiene limite ni frontera.
El amor es como una enorme basílica
que recorre nuestras calles y nuestras plazas
y que asentándose en los corazones
les llena de fervor y de gloria inigualable.
La navidad es en definitiva
ese momento entrañable y hermoso
que une a las familias
y que nos trae el recuerdo de nuestra niñez
cuando nadie faltaba….

Querido cofrade:
Navidad es bella aurora,
un regalo del cielo
para el alma pecadora.
Navidad es esperanza
de perdón y eterna vida.
Navidad es un bello amanecer
la luz del más claro día
que empieza con la alegría
del que nos vino a traer…
Su luz que al mundo ilumina,
su amor que nos limpia el alma,
la paz que nos da la calma
¡Misericordia divina!
Navidad es como la primavera
que el campo llena de flores,
es guirnalda de colores
el gozo que el alma espera
Navidad es la dulzura,
con ella Cristo aparece
y un nuevo día amanece
lleno de especial ventura...
Oasis para el cansado,
manantial para el sediento
desde ese feliz momento
Dios está a nuestro lado.
Así es la navidad.
Y así Dios nos la envía,
un pregón de alegría
y eterna felicidad.
Y es la navidad de los pobres y los necesitados,
porque mucho tiene que ver
la navidad con los pobres y los necesitados,
al fin y al cabo,
tampoco había sitio en la posada
para la madre y para el niño
y, a pesar de ello,
tres reyes vinieron a adorarle al lugar mas pobre
que nadie pudo imaginar.
Y en este recorrido melódico y personal
por el espíritu de la navidad,
no podemos olvidar ni por un momento la soledad
en que viven sumidos,
como calle de amargura dolorosa,
un importante sector de nuestra sociedad,
de ese grupo de personas que lo dieron todo por nosotros,
que vivieron épocas difíciles y que hoy,
cumplidos muchos años,
sienten que su mundo se ha parado.
Ancianos que sobreviven con diminutas pensiones,
muchos de ellos solos y abandonados
en domicilios humildes o en residencias,
esperando pacientemente su marcha de este mundo.
Esta es también su navidad.
Que sepan que Dios nunca nos abandona,
que su soledad no es del todo real
porque en nuestro corazón están
y en nuestra alma se encuentra el punto de encuentro
anclado al agradecimiento por ese mundo mejor
que su vida y su esfuerzo nos ha procurado
a las generaciones actuales.
Y quiero recordarte,
Que esta es la navidad de los enfermos,
y muy especialmente,
la navidad de los enfermos crónicos
o de graves enfermedades,
que se encuentran esclavizados por el desconsuelo.
Enfermos de cáncer,
enfermos de alzheimer,
enfermos de sida,
enfermos de esclerosis múltiple,
enfermos de depresión y de tantas enfermedades
que les someten al dolor y a la pena a ellos
y a sus familias.
Querido cofrade:
El niño Jesús ha nacido
entre rosas de amor tempranas
entre luces y alegría
pletórico de esperanza.
Del cielo amor recibe
su madre, amor de nácar
José musita una sonrisa
pastores que su amor ensalzan.
La mula y el buey
amor suspiran
con calor de amor le hablan
mirra de amor bendita
incienso respira la mañana
oro y plata que sonríen
al niño en el pesebre
de la bendita esperanza.
Amores que amor bendicen
amores de claveles grana
amores de un niño que ha venido
para ser luz de nuestra alma,
para ser ilusión de nuestro corazón,
para ser corazón de nuestra mañana,
consuelo de nuestras penas,
verde de nuestra esperanza,
flor de luz bendita
y sonrisa de sombras al alba.
Un niño que es Dios.
Y Dios al amor canta:
Este es mi hijo amado
Regaladle el corazón
Que él os regala su mirada.
Niño Jesús, tú eres
el más hermoso
aroma de la flor
tú eres manantial de agua clara
tú eres fuente viva de amor
tú eres espejo de verde luna
tú eres música de oración
tú eres aurora de azucena
tú eres alegría e ilusión
tú eres rosa de amor escondida
tú eres azahar en su olor
tú eres terciopelo de túnica
tu eres suplicar del corazón
tu eres sentir de los sentires
tu eres caricia hecha canción
tu eres pensamiento en el aire
tu eres trino del ruiseñor
tu eres azul de nuestro cielo
tu eres blancura en el color
tú eres la luz de la sombra
tu eres llama de nuestra pasión
eres el norte y la guía
tu eres consuelo de aurora en flor
tu eres esquina de pecho dolorido
tu eres esperanza y emoción
tu eres semilla de nuestra alegría
eres ternura en luna clara
de nuestro más puro amor.

Por eso nuestro pueblo
te sigue adorando
cada navidad con el alma y el corazón
porque tú eres padre nuestro
el más hermoso aroma de flor
porque eres la luz de nuestra pena
la fuente de nuestra ilusión
camino de nuestra noche
de la caricia, el amor
y suspiro de súplica
de nuestro más puro fervor.
Niño Jesús Nazareno
Señor de mi vida hecho oración
llévanos siempre contigo
prendidos a tu corazón.
¡Santa e inquieta Navidad!,

Un saludo,
Antonio

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