martes, 16 de septiembre de 2008

MAÑAÑA POR LA NOCHE PARTEN MAS DE MEDIO CENTENENAR DE COFRADES DE NUESTRA SEMANA SANTA MARINERA RUMBO AL ENCUENTRO NACIONAL DE CEUTA

Hagamos un poco de historia en el BLOG DE EOS para los semansanteros que esta semana partirán rumbo a Ceuta y para cuantos lo lean conozcan la genesis de estas reuniones nacionales de cofrades y es que nuestra asociación se denomina ENCUENTRO Y OPINION SEMANASANTERA y en estos foros te encuentras y opinas sobre Semana Santa con cofrades de otros lugares

En el año 1984, un grupo de cofrades vallisoletanos tomaron el acuerdo de formar una asociación denominada Sociedad de Amigos de la Semana Santa de Castilla y León, cuyo único requisito exigible para ingresar en ella era el de ser miembro de una cofradía de penitencia.
Entre los fines primordiales de dicha asociación, figuraban los de llevar a sus hermandades una revitalización de su vida cofrade ya que, en general hasta aquellas fechas, se limitaban a celebrar los actos previos a la Semana Santa y posteriormente las salidas procesionales, dotándolas de actividades durante todo el año y, sobre todo, la gran inquietud que sentían por el tema de la formación de sus miembros, así como el conocimiento y divulgación de la historia y tradiciones de las cofradías y de las celebraciones de Semana Santa.

En 1985, los componentes de dicha asociación, en el transcurso de una reunión celebrada en la Cafetería del Hotel Felipe II de Valladolid, puesto que no tenía domicilio social, deciden ampliar sus objetivos, con la celebración de una reunión de cofrades de Castilla y León.
De esta forma, nacen los Encuentros Nacionales de Cofradías que este año, en Ceuta celebran su XXI edición, aunque sin contar aquel primero, calificado de Regional que tuvo lugar los días 27, 28 y 29 de septiembre de 1985. Este primer Encuentro Regional se celebró en el marco de la Colegiata de Villagarcía de Campos, Residencia y Casa de Ejercicios de la Compañía de Jesús, lugar sencillo como era la idea de lo que debía ser una reunión de cofrades, ante todo, un lugar aislado que permitiera estar todo el día juntos y sin que nadie pudiera ausentarse.
Se quería, además, unos precios asequibles que permitieran cubrir estrictamente los gastos de organización ya que no se contába con ayudas de ninguna clase.
Cuentan que se dio el caso concreto de que, para cubrir los primeros gastos, tuvieron que anticipar entre unos cuantos el dinero necesario para sellos de correo, sobres, edición de los folletos anunciadores, gastos de teléfono,impresos, etc.
Quizás una de las mayores dificultades con las que tropezaron fue la carencia de ficheros con direcciones de cofradías de la región pero, sobre todo, la falta de apoyo de los organismos y, más que nada, los impedimentos que desde la entonces Junta de Semana Santa de Valladolid, que los consideraba como unos elementos ciertamente revolucionarios que pretendían crear una junta paralela y el temor con el que se les veía desde ciertos sectores tradicionales de las cofradías vallisoletanas. A pesar de que, desde un primer momento, consideraron que el Encuentro estaba echo por cofrades y para cofrades, decidieron invitar a un sacerdote vallisoletano, consiliario de una cofradía, para que les ofreciera una ponencia. Cuál no sería su sorpresa cuando, en la mañana del día de la inauguración del Encuentro, recibieron una llamada telefónica anunciándoles que el Arzobispo de Valladolid le había prohibido participar en las jornadas. Ello les confirmó las pretensiones de que, en un futuro, y de continuar los Encuentros, debían ser protagonizados enteramente por cofrades. Recordar aquí entre aquellos cofrades vallisoletanos los nombres de José Luis San José C. Carreño, Javier Fresno, José David Redondo (q.e.p.d.), Luis José Cillero, José Antonio San Martín, José Millaruelo, Luis Carlos Balmori, Ignacio Foces, Miguel A. Fernández del Campo y Mariano Nieto Pérez, que luego alcanzaron cargos importantes en sus respectivas cofradías.
De este grupo salieron Presidentes, Hermanos Mayores, Alcaldes, Secretarios, Ministros e, incluso, un Secretario de la Junta de Semana Santa de Valladolid (cargo máximo en un organismo cuya presidencia la ostentaba honoríficamente el Alcalde de la ciudad).

En aquella época, todos los asistentes vallisoletanos acudieron al Encuentro en su propia representación, no pudiendo hacerlo como miembros de sus respectivas cofradías, por haber sido prohibido expresamente por la Junta de Semana Santa.
Gracias a Dios, la respuesta del resto de cofradías de la región castellana con las que habían podido contactar y que, en cadena, les iban facilitando direcciones de otras, les permitieron iniciar la confección de un fichero con direcciones de cofrades y cofradías. Cuando comenzaron a llegar los boletines de inscripción no se lo podían creer, ya que no venían sólo de Castilla y León, sino de otros lugares de España, en general, excepto de Valladolid.
Al final,se reunieron cerca de cien cofrades, en medio de un ambiente de hermandad y, lo que era más importante, empezaron a establecer lazos de amistad, intercambiar conocimientos y aspiraciones, marcándose objetivos comunes.
Otro logro importante nacido, probablemente, en Villagarcía, fue el decidido propósito de uno de sus asistentes y ponente, Eduardo Pedrero Yéboles, Presidente de la Junta Pro-Fomento de la Semana Santa de Zamora y de la Congregación de Nuestro Padre Jesús Nazareno de dicha localidad de organizar el I Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa.
A raíz de la celebración del I Encuentro Regional de Cofradías, la Asociación de Amigos de la Semana Santa, entró en una crisis importante debido, principalmente, a que ninguno de sus miembros, tuvieron intención de romper con el Arzobispado de Valladolid que, prácticamente, les prohibió todo tipo de actividades.
Por ese motivo, la Asociación quedó bloqueada y decidieron no celebrar Encuentro al año siguiente, 1986, ya que entonces se entendía que estos eventos debían tener lugar en Valladolid..
Del 5 al 8 de febrero de 1987, en Zamora tuvo lugar el brillantísimo I Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa y de la Semana Santa Marinera Acudió el profesor Francesc Amat, entonces miembro del Consejo de Gobierno presidido por Ramón Guardino y presentó una comunicación sobre nuestros Personajes Bíblicos, por dicho motivo, decidieron no tener el Encuentro en ese año, para no hacer coincidir dos manifestaciones que consideraron podían perjudicarse entre sí.
No obstante, en Zamora coincidieron muchos de los asistentes al Encuentro de Villagarcía de 1985 y todos añoráron aquella sencilla reunión y se les pidió que se celebrara nuevamente en septiembre de1988, esta vez con carácter nacional.

Para entonces, prácticamente extinguida la Sociedad “Amigos de la Semana Santa” y con el fin de que no existieran dudas de las intenciones de los organizadores, se encargaron de su montaje la Hermandad de Cofradías Penitenciales de Valladolid, formada por las Cofradías de la Santa Vera Cruz, Nuestra Señora de las Angustias y Nuestro Padre Jesús Nazareno.El lugar elegido para su celebración fue nuevamente la Colegiata de Villagarcía de Campos, durante los días 16, 17 y 18 de septiembre de1988. De esta forma, se puso en marcha el conocido como “espíritu de Villagarcía”, que actualmente todavía se encuentra en vigor y de actualidad y se recuerda cuando se habla de la función que deben desarrollar las cofradías penitenciales.
El segundo Encuentro Nacional tuvo lugar en la ciudad de Salamanca, en el marco incomparable del Seminario de Calatrava, del 29 de septiembre al 1 de octubre de 1989. Entonces se había tomado la decisión de que se alternase la sede de los Encuentros: un año en Valladolid y, al siguiente, en la localidad que lo solicitase, reconociendo de esta manera a Valladolid, como fundadora y organizadora de estos eventos.
Por esta razón, en 1990 volvió a Valladolid, en esta ocasión en el marco del Seminario Diocesano y del 28 al 30 de septiembre, organizado por las Cofradías Penitenciales vallisoletanas de la Vera Cruz, Angustias y Nazareno. Al año siguiente, 1991, volvió a repetirse en Valladolid por última vez. El IV Encuentro tuvo lugar del 4 al 6 de octubre en el Colegio de los Hermanos Maristas y, esta vez, a las Cofradías organizadoras se unieron las de la Pasión de Cristo (entonces del Cristo del Perdón) y la VenerableOrden Tercera de San Francisco.
La Semana Santa Marinera de Valencia de la mano de su entonces presidente de la Junta Mayor´, Vicente Ballester Garcia, que habia acudido al II Congreso Nacional celebrado en León, cautivo a las autoridades municipales valencianas y les sacó una subvencion para fletar un autobús de AUTOCARES LUZ y pagar la inscripción y alojamiento a 1 cofrade por Hermandad y así fue como la Semana Santa Marinera fue la expedición más numerosa en Caceres 1992.

Pascual Ribera, Vicente Molina, Rosa Cabrelles, Jose Bonache y Paco Celdrán fundaron la PEÑA C.A.M.E.L.L.O y asi se hizo eco el añorado Diario del Marítimo de LAS PROVINCIAS
Asi fue como fuimos al V en Cáceres en 1992, al VI en Ocaña (Toledo) en 1993, al VII en Bilbao en 1994, donde ya fuimos dos autobuses el oficial de la Junta Mayor que nos alojamos en el Hotel Indautxu y el de otro grupo de cofrades que se alojaron en Deusto y que se autodenominaron de VALENCIA DEL CID.
El VIII en Gandía(Valencia) en 1995, el IX en Santander en 1996, el X en Alicante en 1997, el XI en Zaragoza en 1998, el XII en Jumilla (Murcia) en 1999, nuestra Valencia en 2000 el XIII coordinado por Pascual Ribera, siendo presidente de la Junta Mayor Angel Mendez.
Les dimos el testigo a Ponferrada (León) en 2001 con el XIV, el XV en Calahorra (La Rioja) en 2002 con premio gordo de la loteria de navidad para algunos y el XVI se forzó a Vigo (Pontevedra) en el año 2003.Otra ciudad castellana y leonesa, Ávila, en competencia con la vallisoletana localidad de Medina del Campo, logró que la sede del XVII Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales tuviera lugar en la ciudad de Santa Teresa los días 17, 18 y 19 de septiembre de 2004.En Jerez de la Frontera (Cádiz) en 2005 el XVIII , ahora sí en Medina del Campo (Valladolid) en 2006 el XIX, en Almeria en 2007 el XX y este 2008 el XXI en la ciudad autónoma de Ceuta. Y de allí el XXII será en Ciudad Real o en Onteniente (Valencia).
Hay que destacar que, a raíz de dichos Encuentros Nacionales, se iniciaron otros movimientos en los que se agrupaban cofradías de una misma advocación. Actualmente se celebran reuniones o encuentros de Cofradías de la Sagrada Cena, de Jesús de Medinaceli, de la Oración en el Huerto, delDescendimiento, de la Flagelación, de las Angustias y otros de cofradías de diversas localidades e incluso regiones, todos ellos tomando como modelo los Nacionales de Cofradías.

Se dice por algunos que con el paso de los años, han ido perdiendo aquel espíritu de sencillez y austeridad inicial, para irse transformado cada vez más en unas reuniones sociales, donde las visitas turísticas, las cenas de gala o la celebración de procesiones para mostrar las calidades de la Semana Santa de la localidad organizadora, han dado paso a unos objetivos distintos a los que fueron los ideales de quienes románticamente crearon los Encuentros.
De un número reducido de asistentes se ha pasado a medir la brillantez del Encuentro en función del mayor número, lo que hace inviable la participación activa de los asistentes, convirtiendo lamentablemente los Encuentros en Congresos, donde algunos ponentes se limitan a dar su charla.La abundancia de actos programados, obliga a la supresión o reducción de los coloquios después de cada ponencia, así como las lecturas de comunicaciones, eso sí, obligando a los asistentes a recorrer las calles de la localidad de un lado para otro, corriendo en pos de ver cosas, olvidando sin duda alguna los objetivos de cada certamen.
Y lo mismo pasa con las ponencias, muchas veces apartadas de los temas de Semana Santa, que interesan a los cofrades.Quizás se ha llegado a una situación en la que los organizadores, algunos, personas sin antecedentes de asistencia a los Encuentros, únicamente acuden para conseguir la concesión del Encuentro y sin más experiencia ni conocimientos aunque, eso sí, con las mejores intenciones, pero con un desconocimiento de los orígenes y fines.

Esto se ha repetido frecuentemente y, a veces, se da lugar a situaciones como la vivida en Calahorra en 2002 cuando, ante la falta de solicitante para organizar el de 2003, se forzó la presentación de una candidatura por la ciudad de Vigo, que luego dio un resultado que hizo mucho daño al futuro de los Encuentros, según manifestaciones de algunos de los asistentes, ya que no debemos juzgar si no hemos podido acudir a dicho Encuentro en la ciudad gallega.Pero incluso muchos de los asistentes calificaron al Encuentro de turístico gastronómico y los comentarios recogidos en diversos medios locales, obtenidos a través de correos electrónicos. El titular de un diario decía: “Los cofrades de España se reúnen para comer y comprar lotería”.

El temor a no celebrar Encuentro, forzó una situación de la que muchos se lamentaron y quizás todo ello motivado por la falta de un organismo que controle y dirija el futuro de los Encuentros. Y así fue como se creó dicho órgano permanente que en representación de Valencia se encuentra Pascual Ribera Serra.
Un veterano asistente a estos certámenes y organizador de uno de ellos, exponiendo su punto de vista, que consideramos muy interesante y del cual extractamos los siguientes puntos:“En primer lugar, si se quiere hacer un cambio, hay que ser valientes y no tener miedo a romper con lo que algunos creen que se ha hecho siempre que, a la hora de la verdad, son sólo modas que no van para nada con los Encuentros y que se han impuesto en los últimos años.
Hay que tener muy claro y saber distinguir entre Encuentro y Congreso, qué es una cosa y otra, para qué sirve lo uno y lo otro, pero últimamente hacemos Encuentros que quieren ser Congresos (imagen de la ciudad, políticos, ponencias con nombres importantes que, a veces, tienen muy poco que decir en el contexto cofrade), actos sociales paralelos (¿para qué y para quiénes?), cenas de gala... ¿De verdad que un programa que nos lleva constantemente de un lado a otro de la ciudad, es un encuentro? Si en líneas generales en este tipode actos la gente se despista y se pierde, imaginemos lo que puede ser que, en un día, debamos acudir a tres o cuatro sitios diferentes. Si el intercambio de opiniones, el encuentro entre los asistentes, muchas veces se realiza en los descansos en torno a unas mesas de propaganda e información de tu cofradía o tu ciudad ¿dónde las ponemos este año? ¿las llevamos a cuestas para cada cambio de lugar?A veces las conversaciones más sabrosas de un Encuentro se hacen en una cafetería, durante las pausas, estamos rompiendo los ratos y los tiempos. Los Encuentros, empezaban el viernes por la tarde y, por si alguien no se ha dado cuenta, dedicamos parte de nuestro tiempo libre y de nuestro dinero a estos temas. Un día más supone para muchos, más sacrificio, más problemas económicos, tener que pedir tiempo en las empresas, ya que no se trata de llegar cuando se pueda, a veces, hasta posibles enfrentamientos familiares. El Encuentro estará justificado con la asistencia al final del número de inscripciones, pero el espíritu no se basa en el número, sino en estar todos los que puedan y que estemos todos juntos. Quizás parte de los problemas estén en la organización de Encuentros por personas que no han asistido de forma regular a ellos y piensan más como Congreso que lo que supone un Encuentro.”

Queremos testimoniar tambien la opinión de un joven cofrade, habitual asistente a este tipo de certámenes, y que dijo en la prensa de Avila en 2004: Casi dos décadas más tarde, los hoteles, los almuerzos y las excursiones han desvirtuado un evento que nació en zapatillas de andar por casa y ahora parece querer vestir mocasines de piel. Puede que se trate de una evolución, marcada por las pautas que han ido imprimiendo las diversas sedes por las que ha transcurrido el evento, pero, lo cierto, es que –desde hace ya algunos años– los creadores e impulsores de aquellos primeros Encuentros advierten una continua pérdida de aquello que se bautizó como «el espíritu de Villagarcía». Efectivamente, estos foros de reflexión y debate sobre la mayor celebración religiosa de nuestro país parecen ir relegando su fondo a medida que más hincapié se hace en la forma. La voz de alarma que se deja sentir en algunas Semanas Santas parece querer invadir el punto donde convergen cofrades de los cuatro puntos cardinales. Quizá sea el momento de entonar el mea culpa y practicar una autocrítica que, sin duda, sanearía los pilares básicos de la peregrinación anual de túnicas y Crucificados. Lo que no sirve –eso es seguro– es continuar ejerciendo de avestruces o de narcisos. La cobardía y la autocomplacencia son signos de debilidad y, sin embargo, el mensaje que debemos transmitir es claro y contundente. Una contradicción más de nuestra inapelable naturaleza humana que nos impide ver más allá del árbol que se levanta ante nuestros ojos. Con más de cinco siglos de bagaje histórico y espiritual, las cofradías penitenciales se continúan enfrentando a una búsqueda de su auténtico lugar en la sociedad actual. Obviar los compromisos, ignorar las carencias, prescindir de las virtudes... son flacos favores a una herencia que, sin pretenderlo, pierde así contenido y significado. En este sentido, el Encuentro ha de ser una nueva ocasión para aproximarnos, para estrechar lazos, para unificar objetivos, para aprender mutuamente de nuestras grandezas y también de nuestros errores. Ávila y las ciudades que aspiran a sucederla en la organización de esta importante cita deben procurar que su éxito no radique en estrellas ni tenedores, sino en el acercamiento de posturas, criterios y pareceres. De la ciudad de Santa Teresa y de sus gentes nos llevaremos un recuerdo muy grato que se hará imborrable si, además, conseguimos respuestas para nuestras repetidas preguntas. El esfuerzo organizativo que –nos consta– se ha efectuado, valdrá la pena si estos tres días sirven «para encontrarnos y no para perdernos», una frase lamentablemente repetida en pasadas ediciones. Hemos llegado hasta aquí con el deseo de escucharnos, de intercambiar experiencias, de recapacitar, de decidir lo que queremos del futuro, de ese momento en que todos regresemos a nuestros hogares y debamos poner en práctica el día a día. Recorramos juntos el camino del Encuentro, la larga senda que nos debe acercar a un horizonte común de creencias y convicciones, a un Cristo que veneramos clavado a la Cruz pero que –en ocasiones– no logramos ver en el prójimo. Y, por encima de todo, no perdamos de nuevo la oportunidad de – parafraseando al hispalense Romero Mensaque– «ser un poco más hermanos, un poco menos cofrades».”
Los Encuentros Nacionales de Cofradías, es necesario que sigan contando con una nutrida y numerosa asistencia y bienvenida a la incorporación de gente ya que, por ley de vida, de aquellos pioneros en asistir a este tipo de actos van quedando menos , aunque también hacer una salvedad: no hay que hacer distinciones entre mayores y jóvenes. Todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Lo importante es el espíritu cofrade que debe unirnos. Evitemos la profesionalización de los Encuentros. Se trata de una manifestación realizada por cofrades y dirigida a cofrades. Cuando algunas ideas dejan de ser románticas y se mezclan los intereses, no
suelen conseguir buenos resultados. Y, en general, la Semana Santa se está profesionalizando demasiado en algunos aspectos y en algunos lugares, lo cual no es malo, pero no perdamos el norte y nuestra razón de ser, es importante que lo tengamos en cuenta. Hemos superado ese momento de esplendor que la incorporación de la mujer a las cofradías supuso en su momento en cuanto al número de miembros o de su participación en las procesiones y, en muchos sitios, se ha iniciado un periodo de estabilización o estancamiento e incluso de descenso de hermanos y de nazarenos o vestas y tambien recordar que cantidad no es calidad. Asi que cuando la madrugada del miércoles al jueves los cofrades de nuestra Semana Santa Marinera partan desde la estación del Cabañal rumbo a Ceuta les valgan estas lineas como reflexión de lo que a finales de los años ochenta del siglo pasado un grupo de cofrades en Villagarcia de Campos puso en marcha y que en 1992 de la mano del entonces Presidente Vicente Ballester se inició este peregrinar desde nuestra Valencia Marinera y que han continuado casi ininterrumpidamente los Pascual Ribera, Manolo Furió, Ricardo Ferrer, etc etc.

Desde EOS buen viaje a todos y que realicen un buen ENCUENTRO y puedan manifestar su OPINION SEMANASANTERA

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