RELATOS DESDE EL CAÑAMELAR, EN EL MES DEL SANTO ROSARIO, POR JOSE ANGEL CRESPO FLOR' Superiore Anno' (De LEÓN XIII) Œ Exhortando otra vez al rezo del Santo Rosario¹ (Del 30 de agosto de 1884)
Continuamos dando a conocer la importancia de la obra escrita que, sobreel Santo Rosario, nos dejó escrita el papa León XIII, un enamorado de estaplegaria y un enorme propagadaor de esta devoción tan mariana como - y ahíestá su grandewza y extraordinaria riqueza- cristológica. Sería muy importante que todos los que rezásemos el Santo Rosario, alfinal, antes de concluir dieramos las gracias al papa León XIII y larezáramos un padrenuestro. Sería algo así como mantener vivo su espíritu yagradecer todo cuanto hizo para que hoy en día tuviesemos esta plegaria.Además, desde su gran responsabilidad, hizo que todos conociéramos mucho másesta 'oración de oraciones' que él, desde su puesto de Papa, intentódivulgarla en cualquier tiempo y lugar. La verdad, sería muy justo. Pensamos que existen muchas formas de poternciar el rezo del Rosario. Lamejor, no lo duden, es rezarlo todos los días y a poder ser en familia perono está nada mal que también reflexionemos acxerca de lo lo que se haescrito sobre esta Plegaria y aquí León XIIi tiene mucho que decir hasta elextremo que ha pasado a la historíoa como el Œpapa del Santo Rosario¹.
Vamos pues a continuar con sus Œ textos rosarieros¹. De nosotros y de sulectura depende que sepamos hacer nuestra esta plegaria tan querida por losdiferentes santos y papas que han visto en este continuo repaso delpadrenuestro y del avemaria una forma muy normal de estar en Œcomun unión¹con Jesucristo¹. El Papa León XIII ha sido uno de los más grandes devotos del SantoRosario[4]. Consagró todo el mes de octubre a María Santísima bajo el títulode Nuestra Señora del Rosario. Durante su Pontificado le dedicó nueveencíclicas, dos epístolas y una carta apostólica. De él son estas frases que a continuación vamos a transcribir: * ³La más agradable de las oraciones². * ³Resumen del culto que se le debe tributar a la Virgen². * ³Una manera fácil de hacer recordar a las almas sencillas los Dogmasprincipales de la Fe cristiana². * ³Un modo eficaz de curar el demasiado apego a lo Terrenal². * ³Un remedio para acostumbrarse a pensar en lo Eterno que nos espera². * ³Bandera de la fe cristiana². Pero... ya les dejo. Espero que disfruten con ŒSuperiore Anno¹ de LeónXIII escrita en agosto de 1884.
I.- Acatamiento de instrucciones anteriores El año antecedente, como todos sabéis, decretamos por Nuestra Carta Encíclica que en todos los lugares del Orbe Católico, y para impetrar elcelestial auxilio en las tribulaciones de la Iglesia, se celebrase el rezosolemne del Santísimo Rosario a la gran Madre de Dios en todo el mes deOctubre. En lo cual siguió Nuestro juicio el ejemplo de NuestrosPredecesores, que en los tiempos difíciles para la Iglesia, recurrieron a laVirgen Augusta, con singulares actos piadosos y acostumbraron a implorar suauxilio con reiteradas preces. Aquella Nuestra voluntad fue en todos lospuntos obedecida con tanto ardimiento y concordia de las almas, que brilló claramente cuanto entusiasmo de piedad y Religión existe en el pueblocristiano, y cuanta y universal esperanza pone en el patrocinio de la Virgen María.
Por lo que subsistiendo las causas que Nos impulsaron, según dejamosdicho, a excitar la piedad pública el año anterior, encaminamos Nuestrasolicitud también en este año a exhortar a los pueblos cristianos, a que enla misma forma de oración que se llama Rosario Mariano, permanezcanperseverantes invocando el patrocinio de la Gran Madre de Dios. Como seatanta la obstinación en los propósitos de los enemigos del nombre cristiano,conviene que no sea menor en sus defensores la constancia de voluntad, paraque supuesto el celestial auxilio y por la bondad de Dios, sea fructuosaNuestra perseverancia. Conviene recordar el ejemplo de Judit, tipo de la Virgen pura, por cuyomedio, reprimida la impaciencia de los hebreos, quiso Dios que en el tiempodesignado a su arbitrio, fue liberada la oprimida ciudad. Y también elejemplo de los Apóstoles, que esperaron, perseverando unánimes en oracióncon la Madre de Jesucristo, los grandes dones del Espíritu Paráclito, queles había sido prometido.
Nuevas intenciones Pues se trata ahora, en los momentos presentes de una cosa ardua ygrande, de humillar en sus tiendas a un enemigo antiguo y formidable en lafuerza exaltada de su poder; de vindicar la libertad de la Iglesia y de suCabeza; de conservar y defender los principios descansa la seguridad ysalvación de la sociedad humana. Debe procurarse, que en estos luctuosos tiempos para la Iglesia, seconserve la piadosa y devota costumbre de rezar el Rosario de la VirgenMaría principalmente porque esta oración está compuesta de modo que Nuestramente recorra todos los misterios de Nuestra salvación, y es muy provechospara fomentar el espíritu de piedad. Y por lo que atañe a Italia, necesario es ahora con mayor motivoimplorar con las preces del Rosario el poderoso patrocinio de la Virgen, porlo mismo que pega sobre Nosotros una nueva calamidad. El cólera asiático,franqueados los términos ordinarios de su naturaleza por permisión divina,se extendió por importantes puertos de Francia, invadiendo luego regiones deItalia. Preciso es acudir a María, a aquella que justamente la Iglesia llamasalud, auxilio y protección, a fin de que propicia a las plegarias que leson agradables, se digne otorgarnos el implorado socorro, y nos libre delimpuro contagio.
Por lo que aproximándose el mes de Octubre, en el cual se celebra en elOrbe Católico la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, establecemos ypreceptuamos lo mismo que el año precedente. Decretamos y mandamos que desdeel 1º de Octubre hasta el 2 de Noviembre, en todos los templos y capillasdedicados a la Madre de Dios, o en las que elija el Ordinario, se recen almenos cinco decenas del Rosario y las letanías; si es por la mañana, serezarán durante la misa; si es después del mediodía, se expondrá elSantísimo a la adoración de los fieles y se verificará la aspersión segúnlas rúbricas. Deseamos que las Cofradías del Santísimo Rosario, en todaspartes donde las leyes lo consientan, salgan en procesión solemne por lascalles, haciendo pública profesión de fe.
Las indulgencias concedidas
Las indulgencias concedidas
Para que la piedad cristiana obtenga las celestiales gracias del Tesorode la Iglesia, renovamos las mismas indulgencias concedidas el año pasado.Por lo cual a todos los que asistieren en los días referidos al rezo públicodel Rosario y rogaren por Nuestra intención, y aquellos que impedidos porcausa legítima hicieran esto en particular, concedemos, por cada vez unaindulgencia de siete años y siete cuarentenas. A los que en el tiempo mencionado practicasen estos ejercicios diezveces al menos, sea públicamente en las iglesias, sea si hay justos motivos,en el recinto de su casa, y expiadas sus culpas en la confesión, recibierenla Sagrada Comunión, otorgamos del Tesoro de la Iglesia indulgenciaplenaria. Y esta misma indulgencia plenaria concedemos a los que en el mismodía de la fiesta de la Virgen del Rosario o en alguno de los ocho siguientesse lavasen de sus culpas y acudieran al celestial convite, y de igual modoorasen por NUestra intención en alguna Casa de Dios, y rogasen a su MadreSantísima. Finalmente, queriendo atender también a todos los que se dedicanprincipalmente en este mes de Octubre a las labores agrícolas, concedemosque a éstos pueblos puedan ser diferidas las prescripciones y lasindulgencias a los meses siguientes de Noviembre y Diciembre, según el prudente arbitrio de los Ordinarios.
No dudamos, Venerables Hermanos, que han de responder a Nuestroscuidados frutos lozanos y abundantes, principalmente si lo que Nos plantamosy riega vuestra solicitud, recibe del mismo Dios gracias abundantes para sudesarrollo. Por cierto tenemos que el pueblo cristiano, oyendo NuestraApostólica Autoridad, dará en el presente como en el pasado año, ampliotestimonio de su fe y piedad. Sea propicia la Celestial Patrona invocada por las preces del Rosario, yDios, oyendo sus ruegos, haga que quitada toda diferencia de opinión yrestaurada la cristiana doctrina en todas las partes del orbe terrestre,obtengamos de Dios la suspirada tranquilidad de la Iglesia. Esperando estebeneficio, concedemos a vosotros, a vuestro Clero y a los pueblos confiadosa vuestra solicitud la Bendición Apostólica Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 30 de agosto del año 1884, añoséptimo de Nuestro Pontificado. León XIII
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