

1.- ¿Qué es para ti la Semana Santa Marinera?
La Semana Santa es la fiesta de mi pueblo, la de mi familia y la mía propia. Es el motor de mi ocio. Y, además, te inculca un estilo de vida, unos pensamientos y unos valores que identifican tu persona. Diría que es aquello que me quita el sueño, el tiempo, de lo que me quejo en muchas ocasiones; pero al mismo tiempo es el eje de mis amistades, de mis movimientos, de mis pasatiempos…
La Semana Santa es la fiesta de mi pueblo, la de mi familia y la mía propia. Es el motor de mi ocio. Y, además, te inculca un estilo de vida, unos pensamientos y unos valores que identifican tu persona. Diría que es aquello que me quita el sueño, el tiempo, de lo que me quejo en muchas ocasiones; pero al mismo tiempo es el eje de mis amistades, de mis movimientos, de mis pasatiempos…
Que lean a Ferreira y a Varea, en verdad, que no se limite a verla, que no se quede en la sencillez y seriedad de sus procesiones; que existen muchas cosas y, especialmente, una Fe que mueve montañas y que aquieta mares. Es una fiesta peculiar, particular y, a la vez, Universal.
Creo que todas las procesiones tienen su singularidad y para cada Cofradía, hermandad y Corporación, su sentido. Yo destacaría de las que realizamos, las nocturnas (las de silencio, recogimiento, vía-crucis nocturnos…) puesto que son las que te inducen al pensar, al meditar o, ya que somos cristianos, a REZAR, y no solo las oraciones que te enseñan de pequeños, sino de entablar una intimidad con el Padre, donde le presentas tus problemas, tus miserias, tus inquietudes, tus preocupaciones…
Dos procesiones, para mí emotivas y con verdadero sentido litúrgico es la Visita a los Santos Monumentos y el comulgar de Impedidos. Estamos, con ellas, adorando la Eucaristía, el alimento de Vida, el Pan y la Bebida de Salvación. Eje central de nuestra vida cristiana. Adoramos al mismo Jesucristo, en su presencia, en su Cuerpo y en su Sangre. Hay veces que no caemos en ellos, pero en la mañana del domingo de Resurrección, lo trasladamos por nuestras calles hasta la casa de los impedidos y, ese pan consagrado, es presencia viva de Jesucristo, es la verdadera Resurrección de Nuestro Señor.
Pero, no cabe duda, que la procesión por excelencia de nuestra Semana Santa es el Santo Entierro. Es la más majestuosa y la que más degusta la gente.
Ambas, no cabe duda. Al igual que no es comparable la marcialidad con la que procesionas con una banda de cornetas y tambores; lo mismo con la solemnidad, la belleza y el esplendor que da el paso de un trono-anda con una marcha tocada por una banda de música. Este es mi gusto y mi entender, sin querer herir susceptibilidades.
Pienso que no sobra nada y si sobra, como dicen: más vale que sobre, que no falte. Ahora, sí que reconozco que falta algo esencial, CONCIENCIA y RESPETO.
Que la gente sepa lo que hace, reconozca qué son nuestros colectivos, se identifique con el paso que acompaña en la calle, viva con intensidad los misterios que profesamos…
No puedo ser fallero si no me gustan las fallas.
No puedo vivir la Fiesta de la Virgen si no creo en Dios o en la Virgen (como nuestros hermanos los protestantes).
No me puede gustar la fiesta del Corpus si no entiendo o no sé lo que es el Corpus.
Lo mismo sucede con nuestra querida Semana Santa.
La Semana Santa es el tiempo máximo de la vida cristiana. Los Católicos celebramos los misterios principales de nuestra Fe, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
No podemos participar de forma concienciada en la Semana Santa si no tenemos Fe, si no creemos en Dios. Y, si participamos sin ella, debemos respetar a quien vive con verdadero sentido y sentimiento esos Sagrados Misterios.
Creo que hacen una labor perfecta. Yo soy delegado de mi hermandad en la junta parroquial del Rosario y creo que son necesarias para el funcionamiento de las procesiones parroquiales. Además de promover actividades conjuntas para que la Semana Santa no se quede en una sola semana y, por supuesto, crear unión entre las cofradías, hermandades y corporaciones adscritas a la misma parroquia.

Creo que cada invención que tienen en actividades, aciertan más. Las exposiciones están siendo un éxito de visitantes, las actividades para niños está siendo excelente y están fomentando que trabajen y jueguen juntos sin importar los colores (creo que es un buen trabajo desde la delegación de juventud)…

Todos tienen cabida, porque la Semana Santa era pasado, es presente y será futuro, De los mayores aprendemos siempre y cuando nos quieran enseñar, los jóvenes si vamos adquiriendo compromiso somos el motor de la fiesta y los niños, sabemos por ellos que la fiesta seguirá, siempre y cuando los “alimentemos”.
Sinceramente, voy más allá. No me quedo en la figura, sino en el momento que representa, en el porqué y en como transmitirlo a mi vida diaria.


Son muchos los nombres que me vienen a la memoria de esta nuestra fiesta. Algunos están, otros ya no… El tío Ricardo, el tío Escrig, Salva Caurín, Pepe Martorell, Los Guardino, Toni Cabrelles, Amparo Molina, Luís Sorolla (mi bisabuelo) o José Luís Sorolla (mi abuelo), Juan Antonio Sinisterra (mi tío, el marmolista)… Estos empiezan una lista interminable de nombres que han aportado con sus vidas y experiencias otro sabor a la fiesta. Y su labor principal no ha sido la de un cargo, no ha sido la de una Hermandad exclusiva… su labor principal ha sido amar esta nuestra fiesta y transmitirla como lo más preciado de sus vidas a la gente que tenían a su alrededor, en sus directivas, en sus colectivos, en sus amistades, en sus familias. Por supuesto, no cabe duda que también en esta grandísima lista están todos mis compañeros de fatigas actuales de la Semana Santa en la Hermandad, en la delegación, en Junta Mayor… especialmente los que te dan la vida, mis padres, que también me dieron todo lo que sé de esta fiesta y me transmitieron el amor que siento por ella.

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