lunes, 16 de noviembre de 2009

FALLECE HILARIO BOU FUE PÁRROCO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES DEL CABAÑAL DE 1969 A 1988


­LEVANTE-EMV.Por Francisco Gil Gandía.-Ayer, a las 8 de la mañana, en la Clínica Quirón de Valencia, falleció este gran sacerdote, grande porque no quería serlo, como lo escribía un grande de España, duque de Gandia, Francisco de Borja: «Que bien sé que no son grandes sino los que se conocen por pequeños, ni son ricos los que tienen, sino los que desean no tener, ni son honrados, sino los que trabajan para que Dios sea honrado».

Estas clásicas palabras me dan pie para el elogio fúnebre de este sacerdote, que a pesar de sus defectos humanos intentó una vida muy plena y muy rica para Dios. Por la mañana del sábado, estuve acompañándole cierto tiempo, y transmitía paz interior y naturalidad, quitando importancia a los agudos sufrimientos que soportaba ya varios años sin quejarse. Sus palabras siempre eran las mismas: «Com estàs?», le preguntaba, y él respondía: «Ja veus, veges». Así nos despedimos acogiéndonos a la Mare de Déu de Loreto de su Alcúdia natal.Un verdadero trabajador del Evangelio, primero en Losa del Obispo, con la ilusión del pueblo recién estrenado. Allí fue este servidor dos años a predicar en Cuaresma, y disfrutamos también de conversaciones sabrosísimas, cuando yo estaba en Higueruelas, y las Vespas nos trasladaban frecuentemente por los pocos kilómetros que separaban los dos pueblos.

Después Hilario fue a abrir surco en tierra más dura, en la parroquia de Jesús Obrero en Valencia, gente de aluvión, y él siempre optimista. Más tarde llegó a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, del Cabanyal, donde se compenetró rápidamente con la gente pescadora, con la «caldereta marinera» y las procesiones de Semana Santa. Y llegó a Picassent (Horta Sud), parroquia de solera y llena de actividades apostólicas. Gran estusiasmo sacerdotalEstuvo bastantes años, y allí desplegó todo su gran entusiasmo sacerdotal a la sombra de la Virgen de la Vallivana, trabajando con tesón en el colegio parroquial, como ya lo había hecho en el campo de la enseñanza en otros sitios. Durante toda su vida estuvo rodeado del murmullo de los jóvenes. Y buscó estar siempre en una línea fronteriza, trabajando en la JOC, con jóvenes obreros, y en la HOAC con adultos.Fue un sacerdote pobre, viviendo austeramente toda su vida.

Cuando en sus últimos tiempos de Picassent se quedó desvanecido en tierra alguna noche, sin poderse mover, algunos le dijeron: «Búsquese una persona que lo cuide», y él decía sencillamente: «No puedo pagarla».Ya retirado, en la residencia sacerdotal de Betania, en Quart, el arzobispado tuvo que aportar un complemento para poder pagar la pensión de allí.Verdaderamente Hilario has sido grande porque nunca has querido serlo. ¡Que el Buen Pastor, el auténtico amigo de nuestras vidas te corone con el laurel que no se marchita!Las exequias se celebrarán hoy a las 16 horas en Picassent. A continuación, se oficiará el entierro en l´Alcúdia.

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